miércoles, 30 de mayo de 2012

DIA MUNDIAL SIN HUMO DE TABACO

El 31 de mayo de cada año la OMS celebra el Día Mundial sin Tabaco, cuyo objetivo consiste en señalar los riesgos que supone el consumo de tabaco para la salud y fomentar políticas eficaces de reducción de dicho consumo. El consumo de tabaco es la segunda causa mundial de muerte, tras la hipertensión, y es responsable de la muerte de uno de cada diez adultos.
La Asamblea Mundial de la Salud instituyó el Día Mundial sin Tabaco en 1987 para llamar la atención mundial hacia la epidemia de tabaquismo y sus efectos letales. La celebración de este día es una oportunidad para destacar mensajes concretos relacionados con el control del tabaco y fomentar la observancia del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco. El consumo de tabaco es la principal epidemia prevenible a la que se enfrenta la comunidad sanitaria.
MORTALIDAD POR TABACO AFECTA POR IGUAL A TODOS LOS PAISES  
    La mortalidad originada por el tabaco no es un privilegio de países ricos o pobres sino que a todos los afecta por igual y su cifra está en continuo aumento, de acuerdo con un estudio publicado por la revista médica británica “The Lancet”, que calcula que en el año 2.000 murieron 4.84 millones de personas por fumar en todo el mundo.  
    La Organización Mundial de la Salud (OMS), durante un acto celebrado en su sede de Ginebra el 17 de junio, cuando si inició la firma del primer Convenio Internacional contra el Tabaco (CIT), calculó la cifra de muertos en 3.99 millones, ligeramente superior a la que la publica la revista médica.  
    De los 4.84 millones de víctimas mortales del tabaco, la revista afirma que 2,41 millones fallecieron en los países en vía de desarrollo y los otros 2,43 millones se registraron en las naciones  plenamente desarrolladas, para señalar que por estas cifras se conoce que no existen diferencias entre los pobres y los ricos y que a todos ellos  sus “malos humos”  originan unas “cifras espeluznantes”.  
    The Lancet y la OMS coinciden en que si no se toman medidas rápidas y adecuadas, las cifras mortales por tabaquismo serán cada vez mayores. En sólo diez años, el número de muertos aumentó en 1.3 millones de personas por año.  
    Para el médico John R. Seffrin, director general de American Cáncer Society, citado por la revista científica inglesa, “este estudio es el primero que cuantifica que la `plaga parda` del siglo XXI está golpeando a los países de ingreso medio y bajo del mundo con una intensidad equivalente a la que ya se ha sentido en las naciones de altos ingresos del planeta, y está de hecho, a punto de sobrepasarla”.  
    A juicio de los expertos encargados del nuevo estudio, la divulgación de este “probablemente estimulará a los gobiernos, y en especial a  los de países en vía de desarrollo, a “promover políticas de salud que combatan el tabaquismo”, porque el hábito de fumar se difundió en el mundo industrializado antes que en las naciones más pobres, de las que hasta ahora existían pocas estadísticas sobre la mortalidad causada por el tabaco.  
    En 1990 la OMS calculaba que anualmente morían unos 3 millones de personas por fumar, con base a una extrapolación de las tendencias en el mundo desarrollado, pero hacia finales del siglo XX y a comienzos del XXI, diferentes investigaciones médicas y el contar con las estadísticas reales del “mundo pobre” se ha sabido mucho más sobre las causas y los efectos negativos que tiene el tabaquismo en las distintas poblaciones y el aumento continuo de aquella cifra.  
    Durante la ceremonia realizada en la sede de la OMS el 17 de junio, un total de 28 países de los 40 necesarios firmaron ese primer CIT, dentro de una campaña mundial encaminada a atenuar la elevada cifra de muertes anuales por su causa y reducir los costes y las  “escandalosas cifras” de dinero que los gobiernos deben invertir a través de sus sistemas de salud  para combatir las enfermedades derivadas del  “vicio de fumar”.  
    Cifras oficiales señalan, por ejemplo, que durante un amplio estudio realizado “sobre los patrones de tabaquismo en China”, se apreció, a diferencia de Occidente, que el tabaco provoca en ese enorme y habitado país mucho más muertes a causas de enfermedades crónicas de los pulmones que directamente por cáncer pulmonar, dice “The Lancet”. 
    Otro reciente estudio, realizado en la India en agosto de 2003, demostró que el tabaquismo mata allí, de manera principal, por causa de la tuberculosis más que por el cáncer pulmonar, como en Occidente, añade la revista británica.  
    En los últimos cinco años, especialmente, las campañas contra el tabaco han aumentado considerablemente, patrocinadas por la OMS, Organizaciones No Gubernamentales (ONG) y algunos gobiernos, con la prohibición de la publicidad  en el deporte y en radios y televisiones.  
    La Unión Europea (UE) quiere, como ya ocurre, por ejemplo, en Brasil, que las cajetillas de tabaco incluyan además de la advertencia sobre su peligrosidad en grandes letras,  fotografías de enfermos de cáncer, lo que ha despertado protestas no sólo de los fumadores sino de organismos de derechos humanos que lo consideran una “clara violación” a la intimidad y a esos derechos.  
    Muchos enfermos o familiares de personas muertas de cáncer han anunciado en distintos países europeos que si sus fotografías aparecen en las cajetillas de cigarrillos presentarán las respectivas demandas, y otros han declarado que son conscientes del peligro que origina el tabaco para su salud y los riesgos que corren, pero que “no dejarán de fumar” por más “medidas coercitivas” que se aprueben.  
    En Estados Unidos, principalmente, algunos Tribunales de Justicia, han condenado a las empresas fabricantes de tabaco a pagar elevadas sumas de dinero a enfermos como indemnización por el hábito de fumar, pero últimamente las serias advertencias que aparecen en las cajetillas (“su consumo perjudica seriamente la salud”), ha originado que se desestimen las demandas.  
    De acuerdo con la OMS, los fallecimientos por tabaco constituyen la segunda causa en el mundo por detrás de la hipertensión y el 8.8 por ciento de la mortalidad total, y, asimismo, considera que si los gobiernos no toman “adecuadas y urgentes medidas”, el tabaco matará a 8,4 millones de personas/año entre 2.002 y el 2.020.  
    En infinidad de países del mundo rico o del que se encuentra en vía de desarrollo, a pesar de las campañas contra el tabaco, su consumo continúa estable o en aumento, aunque ya en muchos otros se registran notables descensos, especialmente en las personas entre 30 y 50 años, y se aprecia que en los “posibles nuevos clientes”, los que comienzan a fumar a partir de los 15 años, las cifras se están reduciendo. Especialmente en los varones.  
    También en muchísimos países –desarrollados o en vía de ello- el tabaco, como el alcohol, constituyen “notables ingresos en los presupuestos anuales- para ser destinados a financiar la educación, la salud y otras actividades sociales. Como no se ha encontrado otra clase de recursos económicos para financiar a esos importantes sectores, la prohibición en el consumo o la eliminación de las empresas dedicadas a su producción no auguran la erradicación definitiva del “vicio del humo”.  
    De todas maneras el tabaco, como se ha demostrado científicamente, constituye el mejor aliado para las enfermedades pulmonares y el cáncer, pero son los seres humanos quienes tienen que tomar conciencia de los peligros que afrontan con su consumo. El que fume sabe a lo que se expone y es, por tanto, quien debe decidir sobre su vida.

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