El 31 de mayo de cada año la OMS celebra el Día Mundial sin
Tabaco, cuyo objetivo consiste en señalar los riesgos que supone el
consumo de tabaco para la salud y fomentar políticas eficaces de
reducción de dicho consumo. El consumo de tabaco es la segunda causa
mundial de muerte, tras la hipertensión, y es responsable de la muerte
de uno de cada diez adultos.
La Asamblea Mundial de la Salud instituyó el Día Mundial sin
Tabaco en 1987 para llamar la atención mundial hacia la epidemia de
tabaquismo y sus efectos letales. La celebración de este día es una
oportunidad para destacar mensajes concretos relacionados con el control
del tabaco y fomentar la observancia del Convenio Marco de la OMS para
el Control del Tabaco. El consumo de tabaco es la principal epidemia
prevenible a la que se enfrenta la comunidad sanitaria.
MORTALIDAD
POR TABACO AFECTA POR IGUAL A TODOS LOS PAISES
La mortalidad originada por el tabaco no es
un privilegio de países ricos o pobres sino que a
todos los afecta por igual y su cifra está en
continuo aumento, de acuerdo con un estudio
publicado por la revista médica británica “The
Lancet”, que calcula
que en el año 2.000 murieron 4.84 millones de
personas por fumar en todo el mundo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS),
durante un acto celebrado en su sede de Ginebra el
17 de junio, cuando si inició la firma del primer
Convenio Internacional contra el Tabaco (CIT),
calculó la cifra de muertos en 3.99 millones,
ligeramente superior a la que la publica la revista
médica.
De los 4.84 millones de víctimas mortales
del tabaco, la revista afirma que 2,41 millones
fallecieron en los países en vía de desarrollo y
los otros 2,43 millones se registraron en las
naciones plenamente
desarrolladas, para señalar que por estas cifras se
conoce que no existen diferencias entre los pobres y
los ricos y que a todos ellos sus
“malos humos” originan
unas “cifras espeluznantes”.
“The Lancet
y la OMS coinciden en que si no se toman medidas
rápidas y adecuadas, las cifras mortales por
tabaquismo serán cada vez mayores. En sólo diez
años, el número de muertos aumentó en 1.3
millones de personas por año.
Para el médico John
R. Seffrin, director
general de American
Cáncer Society, citado
por la revista científica inglesa, “este estudio
es el primero que cuantifica que la `plaga parda`
del siglo XXI está golpeando a los países de
ingreso medio y bajo del mundo con una intensidad
equivalente a la que ya se ha sentido en las
naciones de altos ingresos del planeta, y está de
hecho, a punto de sobrepasarla”.
A juicio de los expertos encargados del nuevo
estudio, la divulgación de este “probablemente
estimulará a los gobiernos, y en especial a los
de países en vía de desarrollo, a “promover
políticas de salud que combatan el tabaquismo”,
porque el hábito de fumar se difundió en el mundo
industrializado antes que en las naciones más
pobres, de las que hasta ahora existían pocas
estadísticas sobre la mortalidad causada por el
tabaco.
En 1990 la OMS calculaba que anualmente
morían unos 3 millones de personas por fumar, con
base a una extrapolación de las tendencias en el
mundo desarrollado, pero hacia finales del siglo XX
y a comienzos del XXI, diferentes investigaciones
médicas y el contar con las estadísticas reales
del “mundo pobre” se ha sabido mucho más sobre
las causas y los efectos negativos que tiene el
tabaquismo en las distintas poblaciones y el aumento
continuo de aquella cifra.
Durante la ceremonia realizada en la sede de
la OMS el 17 de junio, un total de 28 países de los
40 necesarios firmaron ese primer CIT, dentro de una
campaña mundial encaminada a atenuar la elevada
cifra de muertes anuales por su causa y reducir los
costes y las “escandalosas
cifras” de dinero que los gobiernos deben invertir
a través de sus sistemas de salud para
combatir las enfermedades derivadas del “vicio
de fumar”.
Cifras oficiales señalan, por ejemplo, que
durante un amplio estudio realizado “sobre los
patrones de tabaquismo en China”, se apreció, a
diferencia de Occidente, que el tabaco provoca en
ese enorme y habitado país mucho más muertes a
causas de enfermedades crónicas de los pulmones que
directamente por cáncer pulmonar, dice “The
Lancet”.
Otro reciente estudio, realizado en la India
en agosto de 2003, demostró que el tabaquismo mata
allí, de manera principal, por causa de la
tuberculosis más que por el cáncer pulmonar, como
en Occidente, añade la revista británica.
En los últimos cinco años, especialmente,
las campañas contra el tabaco han aumentado
considerablemente, patrocinadas por la OMS,
Organizaciones No Gubernamentales (ONG) y algunos
gobiernos, con la prohibición de la publicidad
en el deporte y en radios y televisiones.
La Unión Europea (UE) quiere, como ya
ocurre, por ejemplo, en Brasil, que las cajetillas
de tabaco incluyan además de la advertencia sobre
su peligrosidad en grandes letras, fotografías
de enfermos de cáncer, lo que ha despertado
protestas no sólo de los fumadores sino de
organismos de derechos humanos que lo consideran una
“clara violación” a la intimidad y a esos
derechos.
Muchos enfermos o familiares de personas
muertas de cáncer han anunciado en distintos
países europeos que si sus fotografías aparecen en
las cajetillas de cigarrillos presentarán las
respectivas demandas, y otros han declarado que son
conscientes del peligro que origina el tabaco para
su salud y los riesgos que corren, pero que “no
dejarán de fumar” por más “medidas
coercitivas” que se aprueben.
En Estados Unidos, principalmente, algunos
Tribunales de Justicia, han condenado a las empresas
fabricantes de tabaco a pagar elevadas sumas de
dinero a enfermos como indemnización por el hábito
de fumar, pero últimamente las serias advertencias
que aparecen en las cajetillas (“su consumo
perjudica seriamente la salud”), ha originado que
se desestimen las demandas.
De acuerdo con la OMS, los fallecimientos por
tabaco constituyen la segunda causa en el mundo por
detrás de la hipertensión y el 8.8 por ciento de
la mortalidad total, y, asimismo, considera que si
los gobiernos no toman “adecuadas y urgentes
medidas”, el tabaco matará a 8,4 millones de
personas/año entre 2.002 y el 2.020.
En infinidad de países del mundo rico o del
que se encuentra en vía de desarrollo, a pesar de
las campañas contra el tabaco, su consumo continúa
estable o en aumento, aunque ya en muchos otros se
registran notables descensos, especialmente en las
personas entre 30 y 50 años, y se aprecia que en
los “posibles nuevos clientes”, los que
comienzan a fumar a partir de los 15 años, las
cifras se están reduciendo. Especialmente en los
varones.
También en muchísimos países
–desarrollados o en vía de ello- el tabaco, como
el alcohol, constituyen “notables ingresos en los
presupuestos anuales- para ser destinados a
financiar la educación, la salud y otras
actividades sociales. Como no se ha encontrado otra
clase de recursos económicos para financiar a esos
importantes sectores, la prohibición en el consumo
o la eliminación de las empresas dedicadas a su
producción no auguran la erradicación definitiva
del “vicio del humo”.
De todas maneras el tabaco, como se ha
demostrado científicamente, constituye el mejor
aliado para las enfermedades pulmonares y el
cáncer, pero son los seres humanos quienes tienen
que tomar conciencia de los peligros que afrontan
con su consumo. El que fume sabe a lo que se expone
y es, por tanto, quien debe decidir sobre su vida.
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